19 de octubre de 2008

Los sueños de la razón.

por Gonzalo Geller
I
... lo imagino allá arriba. No puede ver nada. Ni siquiera puede pensar. Es culpa nuestra. De alguna forma es nuestra culpa, sí. Puedo decir que me obligaron, incluso puedo creer que me obligaron, que ellos fueron los responsables, los únicos responsables del dolor de esa criatura que solamente puedo ver como una estrella más, un brillo diminuto en ese cielo turbio, mientras la imagino en la soledad del espacio, flotando alrededor de la Tierra, sin saber dónde está o qué es. Sin ver. La oscuridad del espacio. El frío. Solamente puede sentir. El dolor. En algún momento va a poder sentir el dolor, el estímulo crudo que la obligue a destruir, a desatar su ira divina o animal sobre algún lugar de la Tierra.
O también puede morir sin haber hecho nada.
... pienso en su cuerpo, que era el de un recién nacido antes de la operación. Pienso en sus bracitos. En sus piernitas. En lo que quedó de su cerebro. Pienso, una y otra vez, en lo relativo que es hablar de la moralidad de nuestros actos. Continúa en: http://forjadores.net/index.php?option=com_content&task=view&id=472&Itemid=77&limit=1&limitstart=1

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