20 de noviembre de 2008

en el colectivo

Delante mío los hipopótamoscomenzaron a envenenarse despacio. Desde niños. Al llegar a la adultez ya sus panzas y sus cabezas ocupaban todo el asiento y no se veía por la ventanilla. Me pasé un pañuelo húmedo por la frente y llegué a mi parada. Tal vez los hipopótamos llegaron a destino también si no se murieron antes. Lucio Borgna

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